Después de muchos días de lluvia, el sol entraba por la ventana llegando directo a mi cara, decidí tomar de su vitamina. Desperté feliz y decidí asistir a una ceremonia de limpieza, despacho a la tierra y temazcal de florecimiento.
El sistema, los años, la tecnología, la falta de conocimiento, han construido una barrera inexplicable entre la cultura ancestral y la contemporánea. Se han formado muchos mitos respecto a su medicina, a las bondades que la tierra nos brinda, a los poderes sanadores de la mente y el espíritu, y también respecto a cómo influye nuestra salud mental en la física. Seguimos comprando aspirinas en lugar de meditar y respirar conscientemente, seguimos creyendo que alcanzaremos la felicidad plena cuando lo externo funcione de acuerdo a los estándares, sin saber que el ese éxito del que todos hablan, no es más que un reflejo de la armonía, la consciencia, el autoconocimiento y el amor profundo.
Amaruñan es un centro de sanación holística cuya finalidad es expandir la conciencia y mejorar nuestras relaciones internas y externas por medio de sesiones de medicina ancestral, usando como vía la dinámica del amor, del buen pensar y la acción correcta, para que nuestras vidas sucedan abundantes en todos los sentidos.
La sesión a la que yo asistí, constaba de dos momentos igual de hermosos e inmensos. En esta entrega, haré referencia al primero: La ceremonia de Despacho
El Despacho o Ceremonia de Gratitud es un rito ancestral de los Andes de América del sur. Los nativos consideran que la naturaleza y lo divino están infinitamente unidos, y que el verdadero propósito radica en vivir en armonía con los lugares sagrados, el mundo espiritual, la madre tierra (Pachamama), los guardianes de las altas montañas (Apus), la comunidad, el agua, los árboles, el todo.
Reunidos alrededor de una hoguera, meditamos y ponemos nuestras intenciones en conocimiento de nuestro Dios, estas intenciones junto con semillas, dulces, hierbas y flores tienen un símbolo, un mensaje espiritual y oraciones; y son parte de la ofrenda a la Pachamama, que se envuelve como un regalo y se ofrece como una petición sincera de armonía en el trabajo, salud, relaciones afectivas, familia, abundancia material y espiritual, suerte, viajes, protección, claridad. Ésta ofrenda es quemada al final de la ceremonia en una hoguera, luego de que cada asistente recibe bendición y purificación del guía. Los asistentes deben mantenerse de espaldas durante la incineración, simbolizando así la liberación y entrega total, sin reclamos ni apegos, de aquello entregado.
Mi experiencia fue plenamente especial. Empezando por el hecho de que era la primera vez que asistía a una ceremonia de medicina ancestral y no quiero que sea la última; además se sintió la buena energía del «Taita» o Maestro, quien acompañó el proceso dándome mucha seguridad y haciéndome sentir parte (Les cuento que pude tocar el tambor, la flauta y ayudé en la ceremonia, me sentí muuuuuuy felíz). Estábamos doce personas en total, desde chicos muy jóvenes, hasta señoras, sintiendo una hermandad profunda, apoyando nuestro despertar, creyendo en el todo.
Luego de ello siento un especial equilibrio, mi cuerpo, mi mente y mi espíritu se sienten alineados y enfocados en lo mismo, estoy tranquila, contenta, muy agradecida y por ende muy bendecida también.
Reaprendí la magia del cariño, de la bondad, de la dulzura de mis palabras y mis actos, y de a poco, aquellas intenciones entregadas a la Madre Tierra se notan palpables, reales. El simple hecho de que me lean es una muestra de ello.
El despacho es una ceremonia exquisita para el espíritu y los sentidos, en ella ofrecemos y expresamos lo mejor de nosotros con muchísimo cariño y respeto, expresamos también nuestra gratitud por todo lo recibido, es un modo de manifestar reciprocidad, estar en armonía y encontrar mucha paz.
Yo la recomiendo para la gente que busca enfocarse, encontrarse y encontrar la paz. Para aquellos que si están bien, quieren estar mejor. Para los alegres, los tristes, los despiertos, los dormidos. Para los inconformes, les aseguro que será un respiro de aire fresco.
Ser grato, multiplica las bendiciones. Lo aseguro.
Hoy doy gracias a la tierra, gracias a la vida y gracias a Dios por el ahora y por el todo que es perfecto para mí.