Silencio.

«En algun momento, todos los viajes horizonales por el mundo paran de compensar la necesidad de profundizar. En algún lugar desafiador e inesperado, el movimiento tiene más sentido cuando está enterrado en la quietud.

En una era de velocidad empiezo a pensar que nada podría ser más vigorizante que ir despacio, en una era de distracción nada podría ser más lujoso que prestar atención, y en una era de constante movimiento nada es más urgente que sentarnos en silencio. «

Pico Iyer

En las noticias anuncian muertes, las series de tv están llenas de disparos y gritos, alguien que tiene el celular en la mano le da play a un vídeo que suena súper fuerte! Mi propia mente habla todo el tiempo juzgando lo que sucede afuera. Vivimos rodeados de ruido, de un exceso de estímulos sensoriales, decibelios, polución ambiental, situaciones estresantes que se convierten en contaminación tanto para tu mente como para tu cuerpo. Y claro, todo tiene un límite. El cuerpo no está diseñado para soportar tantos estímulos juntos y cada cierto tiempo te implora: ¡Shhhhhhh, menos caos y más silencio por favor!

Tu cuerpo es muy sabio, pero seguro que no siempre le prestas atención a los mensajes que te envía. En los ultimos 4 meses mi cuerpo me pedía vacaciones, irme al campo, apagar el celular. Mi cuerpo me hablaba recordándome que estaba saturada, estresada y necesitando parar para llenarme de un nuevo aire y pues no lo entendía, lo dejaba pasar hasta que el punto de saturación fue alto y me vi obligada a desapegarme y estar en silencio. El silencio son esas vacaciones que no siempre puedes tomar.


¿Para qué puede servirte el silencio?
🔸 Relaja tu mente.
🔸Te quita el estrés y la ansiedad.
🔸Evita que tengas momentos de irritabilidad.
🔸Te ayuda a estabilizar tu tensión arterial.
🔸Reduce los niveles de cortisol y de adrenalina en la sangre.
🔸Suaviza las migrañas y dolores de cabeza
🔸Refuerza tu sistema inmunológico.
🔸Eleva tu estado de ánimo


El poder del silencio puede ayudarte a recuperar tu paz interior y gestionar las tensiones del día a día, algo parecido a lo que consigues con la práctica del mindfulness.

Beneficios del silencio para el cuerpo:

Un grupo de científicos alemanes aseguran que dedicar unos minutos de silencio cada día hará que se lleve a cabo una gran regeneración celular en tu organismo.

Hacer una pausa de 10 minutos y estar en silencio cada tres horas consigue bajar tus pulsaciones, restablecer tu presión sanguínea y regenerar las células de tu cerebro, especialmente las del hipocampo, un área responsable de mantener la buena memoria y activar el aprendizaje.

Otro de los beneficios del silencio es que la zona de la amígdala cerebral deja de enviar estímulos para que se segregue cortisol en tu organismo, una sustancia que eleva los niveles de estrés y te mantiene en constante alerta.

Beneficios del silencio para tu mente:

Promueve la regeneración neuronal y cerebral. Es verdad que el cerebro nunca descansa pero cuando estás en silencio es como si tu mente hiciera una especie de depuración de la información almacenada. En estas condiciones, tu cerebro evalúa la información y las experiencias que has tenido a lo largo del día, las organiza, integra la información que realmente es relevante y el resto, la deshecha.

Una vez que tu mente está en calma y libre de un exceso de información innecesaria hace que tu creatividad aumente. Tu mente al estar más despejada es capaz de centrarse, deja de divagar y está en predisposición para permitir que se active tu zona cerebral de la creatividad.

El silencio es una alternativa maravillosa para recobrar el equilibrio interno y reconectarnos. ¿Has observado el impacto que sientes cuando te sumerges en el agua y se aquietan los sonidos externos? La buena noticia es que es posible hacerlo a consciencia diariamente, cada vez que dispongas de unos pocos minutos.

Cuando Beethoven compuso su Quinta Sinfonía, acentúa su espíritu dramático desde los primeros compases. Y lo que le da mayor ímpetu e impacto son, precisamente, los silencios.

Quinta sinfonía de Beethoven

De la misma forma actúa el silencio en nuestra vida: acentuando los momentos y dándole cadencias, matices y fluidez al día a día.

Restaura tu energía
La sobreestimulación sensorial actual implica una carga excesiva en la corteza pre-frontal del cerebro. Esta parte es la que se relaciona con los procesos de toma de decisiones y la resolución de problemas. Con interferencias como los ruidos, nuestra capacidad de poner atención plena y enfoque se ve seriamente afectada. Esto deriva en manifestaciones como fatiga, irritación y nerviosismo. Piensa en las veces en que, cuando necesitas concentrarte, te tapas los oídos como una forma de silenciarte.

Aquieta la mente y las emociones
Tener periodos de silencio nos ayuda a serenarnos, calmarnos y recobrar el equilibrio vital. También se alivian las tensiones. Empezamos a ser más conscientes de la respiración y esto oxigena mejor todo el organismo. Cuando hay mucho ruido se libera cortisol, la hormona del estrés. Por eso en una discoteca -por ejemplo-, donde el sonido está en volumen muy alto, y las luces contribuyen a un exceso de estímulos sensoriales, más las bebidas que muchos consumen, se incrementa la presión sanguínea, y pueden aparecer signos de roces, maltrato y hasta violencia en casos extremos.

El ruido afecta directamente a la forma en que accionamos frente a las cosas. Cuanto más fuerte, tenemos menos defensas.

Ayuda a ser más creativos
Hay una respuesta cerebral estudiada por los científicos, que se llama cognición autogenerada. Si estamos en silencio, ayudamos al órgano central que domina nuestro cuerpo para que libere la mente y la deja permeable a procesos creativos y de innovación. Por eso las ideas fluyen mejor cuando estamos relajados y en calma.

Regenera las neuronas
La neuro plasticidad es una función extraordinaria del cerebro que permite no sólo adaptarse e ir evolucionando en sus funciones y comandos, sino en la regeneración de células en el hipocampo, un pequeño órgano con funciones esenciales del sistema límbico, el que regula las emociones. Cuando nos silenciamos mejoramos la memoria y la concentración porque ayudamos a la regeneración cerebral.

Promueve el control del estrés
Las personas que se desenvuelven en ambientes caóticos y de alto estrés encuentran en el silencio una de las mejores herramientas para mantener su equilibrio vital. Ante un exceso de estímulos externos, es necesario determinar espacios en silencio para equilibrarse. La rutina, aunque parezca aburrida, también genera estrés. ¿Has visto que en los pequeños pueblos de vida tranquila las personas también se estresan a menudo? Sucede que es una respuesta natural ante los problemas o situaciones de la vida, muchas veces agigantados por la percepción que le da cada persona.

Entonces, ¿Cómo practicar el silencio? Tips para el día a día


🔸 Crea momentos de silencio. Apaga tu tendencia automática cuando te despiertas y enciendes la radio o la televisión.
🔸Descansa de la música. Si bien la música es una herramienta fantástica para acompañarnos y despertar emociones, hay momentos en que podemos elegir silenciarla conscientemente, para estar a solas con nosotros mismos.
🔸Baja el tono al hablar. No es necesario forzar la voz cuando nos comunicamos. Incluso, cuando te entrenas, puedes mantener un tono firme y suave a la vez, logrando mayor empatía con los demás.
🔸Practica técnicas que tengan al silencio dentro de su estructura. La meditación, el mindfulness (atención plena), yoga y muchas otras disciplinas, toman al silencio como uno de los pilares de la reintegración emocional y psíquica.
🔸Habla menos. Contabiliza todas las veces que generas conversaciones sin necesidad. Vuelve a lo esencial, y la calma se despertará en ti.
🔸Lee en silencio. Descubre el placer de un buen libro o materiales que te nutran. Será un momento de mucha conexión interior dejándote llevar por las historias, e incorporando nuevos conocimientos.
🔸Dedica unos minutos a respirar profundamente. Hay muchas técnicas para oxigenarte y estimular tu organismo. Una muy sencilla es sentarte cómodamente, cerrar los ojos, inspirar por la nariz y soltar el aire por la boca, muy suavemente. Hazlo en series de 10 veces. Cuando abras los ojos, permanece un minuto al menos para volver al presente y retomar tus tareas.
🔸Invita a algún amigo a practicar juntos el silencio.
🔸Desconecta el móvil en varios momentos del día.
🔸Toma espacios de relax y silencio: por ejemplo, llena la bañera con agua tibia y dedícate unos minutos sólo a respirar, en silencio. Puedes incluir algún aroma agradable.
🔸Escucha antes de responder. En el trabajo, no reacciones de inmediato ante las situaciones. Colócate en la posición del observador, el que escucha en silencio. Haz pausas en tus conversaciones.
🔸Evita crear ruido ambiente. Limita tu aporte a la contaminación sonora en tu ámbito directo.
🔸Observa la naturaleza y el arte. Es una forma maravillosa de conectarte sin necesidad de ponerle palabras. 🔸Admira una obra de arte en la calle, en un museo, en un libro. Son pequeños momentos de conexión y de silencio, que te ayudarán a reintegrar tu vida.

🔸Puedes empezar por la fórmula conocida como 10 x 3.

10 minutos por la mañana
10 minutos por la tarde
10 minutos por la noche


Puedes practicarlo sentada, acostada o incluso caminando. No hace falta que te aísles en una habitación insonorizada.

Tuve que callarme y desconectarme para evitar decir cosas que no quiero decir y herir con ellas a gente a la que obviamente no quiero herir. Quizás eso es lo más importante que he estado aprendiendo en este proceso: a callar mi ego y ponerle altoparlante al corazón. Y de esa práctica simple, como estar en silencio, saqué tanta sabiduría como paz: cuidarme a mí y al resto, estar en tranquila, poner el lienzo de mi mente en blanco para llenarla de nuevas y buenas cosas, y entender con ello que es mi corazón el que quiero que marque mi ritmo, no mi ego.

El ego lucha, el corazón se rinde, llenándose de humildad.

El ego crea tensión, estrés, condicionamiento, le gusta poner barreras y pruebas, le gusta ponerte a batallar y lleva a la mente a luchar. El corazón no pone condiciones, se alimenta de la humildad, de los elementos, del equilibrio, de la fluidez. Le gusta que respires lento, que disfrutes de cada momento.


Al ego le gusta rumiar, culpar, enjuiciar. Al corazón le gusta vivir en cada latido, estar presente, tomar el timón de la responsabilidad.


El ego se siente en dolor, en ansiedad, en miedo, el camino hacia el corazón es silencioso y te libera, te conecta con las vibraciones más altas, te envuelve en armonía.

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