Semilla

Abrí los ojos y estaba todo oscuro. Me sentía diminuta, apretada, incluso a veces me costaba respirar. No sé bien cuánto tiempo llevo aquí, no sé desde cuándo, no sé hasta cuándo. Prefiero dormir y lo hago, y pasan las horas, los días quizás… ¿Quién sabe si estoy viva?

Vuelvo a despertar y sigo aquí, he pensado que debería moverme un poco, es cansado estar siempre descansando. Empiezo a sentir que no pertenezco a éste lugar, mi alma anhela libertad, luz, crecimiento. Creo que debería empezar a tejer mis alas, tengo la esperanza de salir de aquí. ¿Quién seré yo? ¿Para qué serviré? ¿En dónde estoy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?

Me miro, he descubierto que soy una semilla, tengo una forma ovalada y redondita que me provoca ternura. He observado que cuando me muevo un poco, voy creando espacio entre la tierra, me voy sintiendo más cómoda. A veces, la tierra es más clara, supongo que es una mañana soleada llena de oportunidades, ahí, aprovecho para mirar alrededor y he visto que hay varias como yo, pequeñitas que se mueven despacio, a algunas han empezado a crecerles pequeños pelos, con ellos se aferran a la tierra, a la vida. A veces llueve mucho, siento que me ahogo, pero observo que las otras semillas aprovechan para ir más profundo y engancharse a la tierra, trato de hacer lo mismo; sus pelitos empiezan a funcionar como anclas, algunas ya tienen una larga y hermosa cola de caballo. Ojalá pronto pueda tener la mía.

El sol, la lluvia y la tierra me han mantenido viva. ¿Quién hubiera dicho que tenía todo para vivir y yo quejándome por desear más? Jamás hubiera pensado que este tiempo de oscuridad era lo único que necesitaba, aferrarme con fuerza a la vida, inspirarme en esas otras bellas semillas que crecían, se estiraban, y cambiaban de forma quién sabe desde cuándo. Deseaba tanto salir de aquí, que me juzgué, me sobre exigí y me perdí la maravilla de observar cómo cambiaba mi mundo y cómo yo cambiaba con él.

Me he tomado las cosas con calma, acepto que ese fue el truco. Me di cuenta que cuando no podía respirar y sentía mi pequeño corazón latiendo tan fuerte que pensé que estallaría, era porque estaba tan angustiada en volver a aquella vida antigua que tenía, o porque me empezaba a imaginar escenarios que no sé si ocurrirán. A veces lo admito, me comparé con las otras semillas y sus largos y hermosos cabellos que con los días tomaban fuerza y su estructura se veía claramente robustecida, deseaba tanto ser como ellas, deseaba que mi cuello empiece rápido a estirarse y a salir al aire. –Tonterías- Eso no podía ocurrir porque mi adormecimiento no me había dejado aprovechar el espacio, el tiempo y las condiciones que tenía y que eran perfectas, supongo, porque ninguna de ellas tuvo más que yo para crecer, excepto sí, paciencia y voluntad.

De todas formas, luego del letargo y desde que vivo presente, aprovecho este espacio, agradezco esta etapa y la aprovecho, estar protegida de algunos peligros, sentirme constantemente inspirada por las otras semillas, tener el agua necesaria, la cantidad de sol idónea para sentir calor y no quemarme, el latir de la tierra que ha sido una gran maestra… me han dado un panorama espléndido y alentador. Me quedo en silencio, en introspección, en desarrollo que aunque lento, es continuo. Quizás pronto pueda crecer mi cabello y pueda ponerle de nombre “Raíz”.

Cathi es artista, en ella nace «Semilla cósmica», la ilustración que acompaña éste artículo.

Quiero agradecerle por compartir su trabajo conmigo, por entender mis palabras y traducirlas en un espacio cósmico y maravilloso de líneas y formas que hoy siento, me representan. 🌱

Gracias por tu aporte Cath, bienvenida a mi tribu 🧡

Pueden ver aquí su trabajo :

https://instagram.com/_______catharsis_______?igshid=h7j7sxxsh2b2

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