La culpa no es mía.

Hace tiempo que no escribía, pero me cansé de callar.

@lavidadenicol

El sábado en la noche fui a casa de unas amigas, conversábamos de variedades y una de ellas mencionó el movimiento que ha surgido con el lema «Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo andaba vestida»… en complicidad, nos contamos experiencias en las que habíamos sufrido abusos, y de las que con suerte pudimos salir victoriosas, y donde gracias a Dios hubo gente que pudo defendernos.

De las 3 mujeres que estábamos, 2 habíamos sufrido el terror del abuso. Cuando lees las estadísticas en cifras de un periódico, parece lejana la realidad, pero esa noche estábamos ahí, escuchándonos, entendiendo que era real, que no era la única, recordando el dolor y frustración que se siente al no tener las fuerzas suficientes para dar un buen golpe, o para que la gente te crea.

Las luchas feministas están alzando sus voces en muchísimos lugares del planeta, sin embargo, contrario a lo esperado las cifras aumentan.

Cada día son asesinadas 137 mujeres en todo el mundo.

A diario hay mujeres que son maltratadas por sus parejas, por sus hermanos, que son humilladas, que viven con miedo, que son mal remuneradas… A diario, habemos mujeres que luchamos frente al acoso en las calles, el morbo y las críticas. La idiosincrasia nos ha hecho pensar que sólo es abuso cuando hay golpes de por medio, pero vamos… a quién no le duele que le digan inútil, zorra o fea?

Creo que el mayor problema de la violencia es la naturalización de la misma. Hemos hecho normales los celos, la represión, la crítica… y con ello, nace un gran catalizador del abuso: NO NOS CREEN.

Y lo peor de que no nos crean, es que nos han ido suprimiendo la libertad de decirlo. Una de mis amigas decía: «no le conté a mi pareja porque sabía que me iba a reprochar por haber salido esa noche, por haber bebido, por haberme amanecido» Yo misma he escuchado a hombres cercanos decir frente a las noticias de femicidios: ¡Debió estar drogada y borracha entre tantos hombres! , ¡Es que si sale vestida así, cómo no la van a violar!. Qué gente tan estúpida pienso, y me molesto ante su ignorancia.

Las noticias de violencia son diarias, la gente pasa de largo frente a las mismas, las creemos lejanas, y quienes la hemos vivido, hemos tratado de ocultarlas, de no hablar de ellas, como si al ignorarlas dejaran de existir y de doler.

Pero… ¿Y qué hacer al respecto? Creo que dejar de sentir vergüenza por haber sido violentadas es un buen inicio, porque NO ES NUESTRA CULPA. Muchos dicen: las mujeres deben empoderarse y frenar todo el círculo de violencia, pero no es así amigos. Ninguna mujer busca ser maltratada, ninguna sale a bailar con la idea de regresar violada.

Las mujeres estamos preparándonos para un mundo hostil y violento. Hemos empezado a cargar en las carteras gas pimienta, hemos pedido a nuestros amigos que nos enseñen tácticas de defensa personal, estamos aprendiendo a defendernos, estamos preparándonos para el combate. Pero aunque nos podamos defender, no es ese el eslabón que hay que cambiar.

El que violenta es quien debe cambiar. El que cree que es normal gritarle, golpearle, asustarla, prohibirle cosas a su mujer es quien está errando. También está equivocado el que justifica al abusador, el que halla un motivo para culpar a la víctima, el que sabe y no dice ni hace nada, el que ve las noticias y hace como si nada.

No puedo cambiar el mundo con mis palabras, pero YO estoy cambiando, y YO decido ser valiente y no callarme nunca más.

Las mujeres guardamos en las entrañas la fuerza y el coraje de una historia de lucha. Y cuando las mujeres despierten, las montañas se moverán. Ahí el mundo sabrá nuestro poder, y los abusadores quizá ya no existan más.

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