El perfeccionismo es el peor enemigo de la creatividad porque coarta, limita, paraliza.
Los perfeccionistas pueden tener altos niveles de ansiedad que les provocan sufrimiento, suelen tener un pensamiento rígido, ser muy críticos consigo mismos, disciplinarios e incansables en la consecución de metas personales; un rasgo que también suele estar asociado con falta de seguridad y confianza.
Aunque no es una enfermedad mental, razón por la que existe poca investigación al respecto, hay evidencia científica de que es uno de los catalizadores del trastorno obsesivo compulsivo.
Según Miralles (2018) una persona perfeccionista es aquella que en todo momento está sufriendo y fomenta su inseguridad, ya que quiere llegar a una perfección tal que, o cree que la consigue o no dará por terminada la acción que realiza. Pierde tanto tiempo imaginando panoramas perfectos para empezar, que descuida su vida personal, sus relaciones humanas, su sentido de vida. Es frecuente que puedan somatizar con síntomas físicos como problemas digestivos, intestinales, cefaleas tensionales, jaquecas, dermatitis, etc. Y a nivel emocional, estos comportamientos pueden generar tensión y ansiedad, temor al rechazo, haciéndoles actuar en función de cómo creen que les gustaría a los demás y no de como realmente son. De forma que «cuando no consiguen esa aceptación que les gustaría, pueden sentir mucha insatisfacción y frustración, pudiendo desembocar en estados depresivos» explica este profesional.
Hoy quiero enfocarme en el perfeccionismo ligado a la planificación y consecución de metas. Es un motivo de consulta común en psicoterapia y siento que ha sido, en varias ocasiones, causante de mi autosabotaje.
Querer que todo sea perfecto es utópico. Recuerda las veces que dejaste para después los planes porque no tenías tiempo, ahora que hemos tenido tiempo, seguramente la excusa es otra. ¿Qué pasa en nuestro cerebro que nos paraliza tanto?
Las condiciones de vida actuales han moldeado nuestro sistema de recompensa cerebral, nos empujan a la inmediatez, la recompensa es casi siempre inmediata: subes una foto, en menos de un par de minutos, alguien con un like te confirma que gustas. ¿Tienes una duda? #google te la resuelve en segundos. ¿Quieres comerte un antojo? Pides servicio a domicilio y te llega a la puerta de tu casa.
Todos estos estímulos nos hacen creer que todo es fácil, inmediato y perfecto, pero cuando te enfrentas a cosas reales e importantes como la vida de tus sueños, construir tu empresa, tus sueños, tu proyecto de vida… ejemplos que requieren trabajo, constancia y disciplina, puede resultar abrumante y agotador entrar al juego y ganar.
Esperar a que todo esté perfecto es no empezar. Antes de que un atleta logre cruzar la línea de meta, antes del primer número 1 en la radio, antes del trabajo o la empresa de tus sueños, hay muchísimo trabajo y también equivocaciones. Hoy te invito a prototipar, equivocarte y aprender rápido. ¿Aprender rápido? Sí. Observa los errores, aprehende la enseñanza y sigue adelante.
Vamos con las soluciones. Imaginar tener tu primer disco exitoso, puede parecer inalcansable, más aún cuando quieres que sea perfecto. Imaginar tu cuerpo ideal luego de perder los X kilos de más puede resultar muy dificil… Es muy difícil, pero ¿qué tal si divides esa gran meta en unas más pequeñas y realizables? Tu cerebro te lo va a agradecer 🥰 va a darte información positiva, esta información va a generar en ti bienestar, y ese bienestar se traduce en motivación: la gasolina de la consecución de sueños.
1. Haz una lista de los planes, sueños o proyectos que tengas, sueña en grande, no te limites. 💭
2. Elige aquel que tenga menos necesidades externas por satisfacer y dependa en mayor medida de ti y tus movimientos. ✍️
3. Divide ese plan en pequeñas metas, traza un plan de acción. 🏞️
4. Recompénsate por cada vez que lo logras.
5. Manos a la obra. Las grandes realidades empiezan con un primer paso.🚶♀️🚶
Bonus. Cambia las estrategias las veces que sea necesario.
El primer paso sí es importante, pero lo más importante es mantenerte caminando.
