¿Cuál es mi misión?



Una sincronicidad me presentó la información que comparto a continuación.

Yo quiero tocar corazones, sin importar si son católicos, cristianos, ateos, agnósticos.  Yo creo en Dios porque lo vivo a diario, y esta no será la última vez que lo mencione.

Sin embargo, si tú no crees, te sugiero que cada vez que leas la palabra «Dios» comprendas que hablo del responsable de que estés aquí, de que todo esté aquí y sea posible. Quien hace posible lo imposible. No importa si crees que está en los cielos o en tu cabeza, cuando hablo de Dios me refiero a ese Poder Superior que mueve, calma, motiva y que todo lo puede. Que podamos entender que Dios es uno sólo, con varios nombres y casas. Que está en todo y que está en uno. Y que nos dejemos inundar de su Poder Superior.

Fui a misa de domingo con mi familia. En esos días pensaba algunos proyectos que tenía en mente, emocionalmente vivía una montaña rusa de emociones, estaba recién graduada, y no sabía cuál sería el siguiente paso. En la prédica el sacerdote mencionó: ¿Para qué estamos aquí si no es para vivir en plenitud? y luego, habló de algunos pasos para encontrar la misión que llegamos a cumplir terrenalmente, y que yo los detallo a continuación.

1.Reconocer mis carismas, dones, cualidades: reflexiona acerca de lo que te gusta hacer, las actividades en las que eres bueno o has destacado. No pierdas tu tiempo pensando en las cualidades de otros: Quisiera tener la voz de tal, para ser cantante. Usa tu energía para ser objetivo contigo mismo y apreciar tus capacidades y aptitudes. No olvides que estos dones son para ponerlos al servicio de los demás.

2.Reconoce el HOY de tu vida: la misión se concreta aquí y ahora, con las personas, el lugar y el instante presente. No es necesario ir a África para cumplir con mi misión, puedo empezar por mi casa.

3.Reconoce la cruz: en cada proyecto de vida hay una cruz. La cruz es el distintivo de nosotros como discípulos de Jesús.
Cuando el proyecto no es bueno para nosotros o en palabras del sacerdote «no es de Dios», la primero que entrega es alegría y luego tristeza. Como ejemplos: una aventura amorosa con una persona comprometida o empezar a consumir drogas; la satisfacción inmediata que causa el placer, desaparece cuando una familia se destruye, daño mi autoestima, soy un adicto y pierdo mi empleo, mis amigos, mi salud, mi libertad.
Pero, cuando el proyecto es voluntad de Dios y está basado en bondad, gratitud, generosidad y amor; primero nos da el trabajo, el esfuerzo y sacrificio, y luego la recompensa, que sin duda perdura.
No hay que tenerle miedo al dolor.

4. Reconozca al tiempo: el tiempo es el sabio maestro de la vida. No tomemos decisiones apresuradas, llenas de emociones o basadas en sentimientos porque son equivocadas. Hay que discernir la palabra de Dios y hacer oración y meditación personal para saber lo que Dios quiere con mi vida y lo que YO quiero con mi vida.

5.Déjese acompañar. De gente prudente, de quien ha vivido más que nosotros. De personas sabias, prudentes y espirituales, no cambiemos solos porque suele ser difícil. Necesitamos compañía para recorrer el camino de Dios. Si nos rodeamos de personas sabias, buenas y prudentes, cambiaremos por el bien.

Mientras escuchaba, mi cerebro ya trabajaba e iba alineando mis dones, mis proyectos, mi tiempo y circunstancias. Hablar con uno mismo es muy importante en esta búsqueda, y es también difícil. Requiere práctica, causa emociones desconocidas pero reales. Yo suelo meditar, eso me conecta mucho con quién soy y lo que quiero, a la vez que me centra en el momento presente alejándome de tristezas y ansiedades. Y lo repito, meditar sólo requiere atención plena.

Con estos pasos pude ordenar mis deseos y pensamientos, y ver las cosas desde una nueva perspectiva, planteándome objetivos y haciendo planes para conseguirlos. Quizá puedan servirte a ti, y si lo hace, compártelo, quizá pueda servirle a alguien más.

Mientras escribí escuchaba:

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